Nos situamos en el año 1100
antes de Cristo, esa es la fecha en
la que se cifra aproximadamente la fundación
de Cádiz,
de ahí que sea común decir eso de «Cádiz, tres mil años te contemplan». Ciudad
trimilenaria, fundada por los fenicios y bautizada con el nombre de Gadir, está también considerada como la
ciudad más antigua del mundo de Occidente, si bien esto está por verificar.
Aquella Cádiz se convierte en una ciudad portuaria volcada al comercio gracias a su
privilegiada situación estratégica, puerta de comunicación entre el Mediterráneo
y el Océano Atlántico. Aquella Cádiz probablemente sería una ciudad bastante
parecida a la Cádiz que conocemos ahora, una ciudad comercial, marítima, viva y
alegre, y no tan oscura y triste como durante la época de caída del Imperio
Romano.
Como la mayoría de ciudades griegas y fenicias, Cádiz fue
romanizada tras la llegada de estos a la Península Ibérica, pasando a ser
conocida como Gades, de donde viene
oficialmente el gentilicio actual de gaditano. Gades alcanzaría un gran apogeo,
y llegó incluso a estar comunicada con Roma a través de la Vía Augusta.
La conquista romana impulsó las comunicaciones con la
Península (Vía de la Plata) y con Roma (Vía Augusta). En el extraordinario
crecimiento de la ciudad juega un papel fundamental una familia gaditana,
los Balbo. Lucio Cornelio Balbo, conocido como Balbo el Mayor, llegó a ser el
primer cónsul de Roma no itálico en el 40 a.C. y fiel aliado de Julio César.
Su sobrino, Balbo el Menor, cuestor de la Hispania Ulterior en el 44 a.C.
y procónsul de África, amplió la ciudad y el puerto, dando origen a la Neápolis
(actuales barrios del Pópulo y Santa María), la ciudad nueva adyacente a la
fenicia. En la época del emperador Augusto, la ciudad pasó a denominarse Augusta
Urbs Iulia Gaditana y se convirtió en la capital de uno de los cuatro conventos
jurídicos de la provincia romana Baetica.
El limitado espacio urbano de la ciudad obligó en su momento a adaptar el urbanismo romano a la particular orografía gaditana, sin poder aplicar el ordenado sistema reticular romano. Por desgracia, esta particularidad ha hecho que la mayoría de los restos romanos se encuentren bajo el casco urbano de la actual ciudad de Cádiz, saliendo a la luz nuevos yacimientos con cada nueva construcción que se inicia. Entre los vestigios de época romana que podemos encontrar en Cádiz, podemos destacar el teatro romano, descubierto en 1980; una factoría de salazones, motor de la economía de la Gades romana; o el acueducto, que llevaba agua de los manantiales de Tempul hasta Gades en un recorrido de 70 kilómetros.
El limitado espacio urbano de la ciudad obligó en su momento a adaptar el urbanismo romano a la particular orografía gaditana, sin poder aplicar el ordenado sistema reticular romano. Por desgracia, esta particularidad ha hecho que la mayoría de los restos romanos se encuentren bajo el casco urbano de la actual ciudad de Cádiz, saliendo a la luz nuevos yacimientos con cada nueva construcción que se inicia. Entre los vestigios de época romana que podemos encontrar en Cádiz, podemos destacar el teatro romano, descubierto en 1980; una factoría de salazones, motor de la economía de la Gades romana; o el acueducto, que llevaba agua de los manantiales de Tempul hasta Gades en un recorrido de 70 kilómetros.
Teatro romano.- Localizado en el Barrio del Pópulo, el teatro romano de Cádiz
está considerado como uno de los mayores y más antiguos teatros de la
Península Ibérica. Fue construido en torno a los años 70-60 a.C. gracias al
mecenazgo de Lucio Cornelio Balbo "el Mayor" y su sobrino Lucio
Cornelio Balbo "el Menor". El teatro, que se encuentra parcialmente
"escondido" debajo de varios edificios de época moderna y medieval,
lleva siendo objeto desde hace varios años de excavaciones arqueológicas.
Entre los últimos trabajos realizados se encuentran los de consolidación y
restauración de la parte inferior de la grada (ima cavea) así como de la
orquesta y la escena, para lo cual se han instalado una serie de arcos por
debajo de la cota de los edificios que rodean el teatro para descargar el
peso de sus muros. El 27 de mayo del pasado año se inauguró el Centro
de Interpretación del Teatro Romano de Cádiz. Este nuevo centro, denominado
Theatrum Balbi, al que se accede por la calle Mesón nº 13, cuenta con cinco
salas donde, por medio de maquetas, imágenes y un audiovisual, se ofrece una
visión del teatro y su papel en la sociedad gaditana. Desde este verano será
posible el acceso al teatro desde el centro de recepción, a través de un
vomitorio existente bajo el nivel del suelo de la Posada del Mesón.
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Factoría
de salazones.- Descubierta en 1995 en el solar del
antiguo Teatro Andalucía. La factoría de salazones se distribuye a la manera
clásica de situar piletas alineadas alrededor de una sala a cielo abierto. En
la actualidad parte de la industria es visitable; se ha conservado en el sótano
Acueducto.-
La traída de agua canalizada por los romanos acabó con el sistema tradicional
fenicio de cisternas. El origen del agua que abastecía a Gades se encontraba en
los manantiales de Tempul, a 70 Km. de distancia. La decadencia de la
Gades romana provocó la vuelta al sistema de cisternas hasta la segunda mitad
del siglo XIX. Un tramo del acueducto romano se puede contemplar en la Plaza de
Asdrúbal de la capital gaditana.
En este punto de la historia tenemos que hacer un pequeño inciso y
desplazarnos hasta Tarifa. Estamos en el año 711 y un grupo de soldados
musulmanes cruza el Estrecho de Gibraltar desembarcando en la actual Tarifa.
Fue por tanto por la provincia de Cádiz por donde comenzó la rápida asimilación
de la cultura musulmana y donde comenzó el
periodo más definitorio que abarcaría tantos años y siglos de la historia de Andalucía.
El año 711 fue también
el último de los godos, fin que se certifica con la caída y derrota de Don
Rodrigo en la Batalla del Guadalete, una batalla que los historiadores aún
no se ponen de acuerdo en situar, bien en la campiña de Jerez, bien en la
comarca de La Janda, cerca de Barbate.
La Cádiz musulmana pasa a llamarse Qadis y no es ni mucho menos la ciudad más importante de la zona.
Se mantiene por tanto el declive que se arrastra desde el siglo III y Cádiz
queda bajo la jurisdicción primero de la Cora de Saduna, con capital en la
actual Medina-Sidonia, y del reino Taifa de Arcos, más tarde. No sería conquistada
por Alfonso X El Sabio hasta el siglo
XIII, y ocupada con gente traída desde Cantabria.
Quedan pocos vestigios de ese período. Sólo una mezquita aparece
en planos del siglo XV-XVI en lo que actualmente es el Paseo de Santa Bárbara,
junto al Parque Genovés. También está confirmado que la actual Iglesia de Santa
Cruz (Catedral Vieja) fue levantada sobre la mezquita mayor, situada en el
interior de las murallas. Se conserva también parte del lienzo musulmán, de 12
metros de altura, en el interior del Hospital de San Juan de Dios. A finales de
2018 se encontraron nuevos restos de la ciudad almohade: una vivienda de 5
habitaciones situada en la calle Barrie, fuera del recinto amurallado, lo que
amplía los límites de la ciudad de Qadis.
Ahora toca hacer un nuevo punto de inflexión y señalar que en 1492
Cristóbal Colón descubre América. Esto marca un antes y un después para Cádiz y
otras ciudades de la Bahía, como El Puerto o Sanlúcar, que iban a beneficiarse
entonces del incesante comercio con las Indias. Más tarde, Cádiz obtendría el
privilegio del monopolio comercial con las Américas, viviendo su particular Siglo de Oro.
Dos hechos marcan el destino de Cádiz y sobre todo de España en el
siglo XIX. Uno, la Batalla de Trafalgar donde el Imperio español cae derrotado
ante los ingleses, en las costas de Barbate. Y dos, la invasión napoleónica y
el único reducto que resiste en toda España, Cádiz. La ciudad se convierte en
ese momento en la capital de España y en el caldo de cultivo donde se fraguan las
ideas que luego formarán parte de La Pepa, la
constitución de 1812, la primera de España y la más liberal hasta entonces de
lo que se llevaba por Europa.
Debemos hacer mención en este repaso a la historia de Cádiz a La
Pepa, aunque mira que luego ocurrieron cosas como la Revolución Liberal, la
pérdida de las colonias que tan tocado dejó el comercio marítimo o la explosión
del polvorín que destruyó media ciudad, ya en el siglo XX. Historias todas
ellas tristes que han forjado el carácter de los gaditanos, pero que no han
borrado la alegría de sus corazones ni la sonrisa de sus caras.
El Cantón de Cádiz
Durante la I República (febrero de 1873-diciembre de 1874) Cádiz se declaró cantón independiente desde el 19 de julio
de 1873,
hasta el 4 de agosto
del mismo año, cuando entraron en la ciudad las tropas del General Pavía.
En la madrugada del 19 de julio,
Fermín Salvochea recibe un telegrama de Sevilla
en el que se le notifica la proclamación del Cantón Federal Libre e Independiente de Sevilla,
lo que pone en conocimiento de los gobernadores civil y militar. El Gobernador
Civil cede su mando al alcalde Salvochea, mientras que el brigadier
Don Pedro Eguía se suma al movimiento.
A las 6 de la mañana empiezan a
repicar las campanas del Ayuntamiento, a las que siguen todas las de la ciudad,
para anunciar a los gaditanos la noticia. Mientras tanto, las fuerzas de
voluntarios y las del Ejército se reparten por lugares estratégicos de la
ciudad, y en el Ayuntamiento se iza la bandera roja del cantón gaditano.
Fermín Salvochea se instala en el Palacio de la Aduana, y, en contra de lo
acordado un mes antes por el Ayuntamiento, forma con algunos de sus
concejales y con algunos de los miembros de la Diputación Provincial el Comité
de Salvación Pública de la Provincia, publicando su primer manifiesto en el que
comunica la creación del Cantón Provincial, asumiendo el Comité la representación
de la provincia hasta tanto que por un medio democrático directo se constituya
definitivamente. Publica también una segunda proclama en la que, además de
comunicar los nombres de los miembros del comité, dice:
El comité se ocupará sin descanso, en
la adopción de los medios necesarios para salvaguardar a la república y
contrarrestar el espíritu centralizador de las organizaciones pasadas y salvar
para siempre al pueblo español de todas las tiranías.
Acuerdan telegrafiar al Capitán
General del Departamento Marítimo y a los Comandantes Militares de Algeciras,
Ceuta,
San Fernando y Jerez de la Frontera, así como a todos los
alcaldes de la provincia, invitándoles a secundar el movimiento.
Ordenan al Gobernador Militar de Cádiz
entregar armas a los voluntarios, y al Delegado del Banco que ingrese las
recaudaciones hechas para el Tesoro en las arcas del Comité. Autoriza a los
Ayuntamientos a acuñar monedas de oro y plata con los objetos incautados a la Iglesia católica.